Centro de pago.
Llovizna, cielo gris. Pavimento húmedo. Fila. Un viejo enfrente y un universitario atrás. Hora y media. Avanza. 11.30. Avanza. Pito de las doce. Universitario, romance en silencio. Avanza, avanza. Él, bajo, un poco más alto que yo. Un poco robusto. Avanza. Me observan y observo. Avanza. Un joven de mi edad me sonríe, mirándome como ilusionado. Avanza, avanza. Una vieja cuenta anécdotas, casi muere aplastada por un poste en la PANAMERICANA, choque de un auto. Hizo parar una micro para que se subieran todos los estudiantes. Otras señoras que la acompañan afirman. Avanza. Padre joven con una pequeña, preocupado porque la pierde de vista. Avanza, avanza. Mujer mayor se fija en los zapatos. Avanza, avanza, avanza. Dos cajeras atendiendo. Oficina amarilla. Timbre. Gracias.
*Notas sacadas de una vieja libreta, un simple día pagando cuentas y yo anotando todo.
*Notas sacadas de una vieja libreta, un simple día pagando cuentas y yo anotando todo.
3 Comments:
At 6:01 p. m., Alex said…
En la fila es inevitable el "escaneo" de la gente en torno.Ojos que hacen un rastreo casi sin mover la cabeza,solo la musculatura extraocular.
Y también son inevitables los romances de 15 minutos,mientras avanza la cola.Esta situación, llevada al extremo,se puede leer en un cuento genial de Cortázar que se llama "La autopista del sur".
At 6:06 p. m., Alex said…
El cuento se puede leer en la red:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/autopist.htm
At 11:10 p. m., Escolástica said…
Realmente escribes bien niña, no sé porqué no caché tu BLOG antes...
un abrazo.
genial! *_*
Publicar un comentario
<< Home